Por Luis Alberto de Cuenca (Poema inédito)
Igual ración de muerte nos aguarda,
en el festín final, a los seres humanos
sin excepción, a aquellos que han practicado el bien
y a los que han estafado, violado, asesinado.
Ese hecho irrefutable podría conducirnos
a prescindir de códigos morales elevados
y entregarnos al caos, pero eso no resulta
consolador ni estético, y sería un fracaso
reconocer la magia perversa de los dioses
e ir por ahí robando, violando, asesinando.
Por mucho que la muerte nos aguarde, no echemos
leña al fuego, y en este lamentable teatro
que premia al malhechor y perjudica al héroe
no juguemos jamás el papel de villano.
Lo bueno es bello siempre y lo bello es lo único
que merece la pena en este desdichado
mundo en el que vivimos y morimos, en este
pudridero de angustia y desengaño.