Autor: Joaquín Calderón
Aguantan hasta las 7:30 de la mañana con una cerveza caliente.
No suelen ser de drogas duras ya, a estas alturas. Ni copitas.
Tiran bien con porrillos compartidos.
Con una media sonrisa fuera de contexto y como diciendo
all the time que qué buen rollo todo y que al carajo el mundo
y el lunes próximo.
Bowie, los Smith, el borracho de But y hace mucho, al principio,
los clásicos revolucionarios de Silvio Rodríguez.
Toda la indumentaria permanece. Cierta intención
y esa falsa victoria de la resistencia y de “los últimos de Filipinas”.
El Capital, Nietzche y por supuesto los Simpson. El humor inteligente
y según el momento y como pille, todo lo naíf.
Intentos de músico, pintor y Filosofía y Letras, abandonos
en tercero de carrera y cada día un enreo, un plan.
Y los años robándote a los amigos que lo dejaron a tiempo.
En fin, mitologías con las que todos, más o menos,
hemos coqueteado. Después están las oposiciones de la Junta,
los “a dedo” y los favores. Los “por los viejos tiempos” y algún que otro brillo
en los ojos, en el amago de revolución de la última junta de vecinos.